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Ansiedad

El estrés (en inglés stress significa tensión) es una reacción fisiológica que prepara al organismo ante una situación o pensamiento que es percibido como amenazante, o cuya demanda está fuera del alcance de nuestras capacidades.

Es, por lo tanto, una reacción natural que afecta de forma distinta a las personas pero que prolongada en el tiempo y en determinado nivel de intensidad, puede provocar un trastorno de ansiedad.

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La ansiedad es una respuesta emocional que implica cambios fisiológicos, normalmente al aumentar los niveles de activación, cognitivos, de carácter subjetivo y displacentero, y conductuales, con la aparición de conductas poco ajustadas. Se calcula que un 20,5% de la población mundial sufre algún tipo de trastorno de ansiedad. Este se caracteriza por sensación de agobio, miedo, angustia o nerviosismo. Sin embargo, la ansiedad no se debe considerar ni sana ni insana, sino que al igual que ocurre con el estrés, es cuando esa respuesta se hace demasiado duradera, reiterada y desproporcionada en relación al estimulo amenazante, cuando hablamos de ansiedad patológica.

Un afrontamiento ineficaz de la ansiedad puede producir patologías en cuatro areas:

  • Problemas psicosomáticos (problemas gastrointestinales, sexuales, dermatológicos, musculares, cefaleas etc.);
  • Adicciones (al intentar mitigar los síntomas de la ansiedad mediante mecanismos sustitutorios como el uso de fármacos, alcohol u otras drogas);
  • Evitaciones o fobias (al huir de cualquier situación que percibamos como potencialmente ansiógena, con el consiguiente menoscabo en la autoeficacia, la autoestima y peligro de iniciar un proceso depresivo);
  • Enfermedades físicas (un estado de alerta permanente que dificulta que el cuerpo se ocupe de sus necesidades en ese momento, provocando problemas a nivel inmunológico y la aparición de síntomas físicos de todo tipo).

Es por tanto fundamental, conocer lo que nos pasa, así como acceder a las habilidades y estrategias para afrontar la ansiedad de una manera adaptativa.